La radiación ultravioleta presente en la radiación solar, tiene un impacto inmediato y nocivo en la piel. Los rayos ultravioleta son la principal causa de cáncer de la piel así como de las arrugas, y además, los daños causados tienen lugar desde el primer minuto.
Los rayos del sol siempre están presentes, y dañan la piel tanto en verano como en invierno (el Índice de Radiación Ultravioleta-UVI- ambiental en España es de 9 a 10 en verano, de 5 a 6 en primavera y otoño, y de casi 2 en invierno, aproximadamente); tanto en la alta montaña como a nivel del mar; e incluso en días nublados o con neblinas. El riesgo es mayor si cabe cuando no se percibe físicamente el calor, ya que en estos casos la reacción más común es la de bajar la guardia y no tomar las debidas precauciones.
Otro aspecto de especial importancia tiene que ver con la radiación reflejada que llega a nuestra piel: si bien la hierba, el agua y algunos suelos reflejan más del 10% de la radiación ultravioleta que incide sobre ellos, la arena refleja entre un 10% y un 25%, y la nieve fresca llega a reflejar hasta un 80%; es decir, en presencia de nieve fresca, la radiación que incide sobre la piel es casi el doble de la emitida por el sol.
Por todo ello, la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) aconseja usar en invierno una crema hidratante con protección solar factor 15 o superior; y, si se trata de un lugar con nieve o en alta montaña, el factor debe ser alto.
Los filtros solares que utilicemos conviene que sean fotoestables, ya que éstos garantizan la protección durante más tiempo. De no ser así, habrá que reaplicar el protector cada hora y media, ya que con el tiempo sus propiedades protectoras disminuyen notablemente debido al sudor, el roce de la ropa, etc.
La forma correcta de usar el protector solar es aplicarlo media hora antes de la exposición al sol, extendiendo bien la crema por todas las partes que quedan expuestas, sin olvidar el cuello, el escote, las orejas y la nuca, e incluso las manos aunque llevemos guantes, ya que en más de una ocasión éstos se sacan y las manos quedan desprotegidas.
Además, si te estás aplicando varios productos para el cuidado de la piel, lo último que debes aplicarte durante el día es tu filtro solar. Si te aplicas el filtro solar y luego un humectante o un producto antiacné, entonces podrías diluir o disminuir inadvertidamente la eficacia del filtro solar.
No existe un bronceado seguro, ya sea en verano, invierno, o utilizando una cabina de bronceado. Aunque te broncees lentamente y no te quemes, el daño es peligroso para la salud de tu piel.
Para que la piel reaccione ante el sol y se defienda de forma natural, bronceándose, es necesario que esté sana y bien hidratada. Por tanto, hay que proteger la piel con ropa adecuada, que abrigue y permita la transpiración; mantener una higiene correcta, sin jabones agresivos ni baños prolongados que la ablanden; usar a diario un cosmético hidratante para el cuerpo y otro para el rostro; y beber agua suficiente para evitar la deshidratación.
Doctora Concepción Llorens, experta en medicina estética.
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