La piel del contorno de los ojos tiene unas características propias que la hacen especialmente delicada:
-Su espesor es mucho menor que el resto y, al ser tan fina, presenta una evaporación de agua bastante mayor.
-La actividad gestual (sonrisas, guiños, etc) es mucho más acusada.
Por ello, los signos de la edad, estrés, cansancio diario o la falta de sueño, se hacen más visibles en esta zona del rostro.
Los principales problemas asociados al contorno de ojos (líneas de expresión, bolsas y ojeras) son debidos por un lado a factores internos, como la edad, gesticulación o simplemente la predisposición genética, y por otro a factores externos, como el estrés, la alimentación inadecuada, la exposición solar excesiva o el consumo de alcohol y tabaco.
Para combatir estos problemas es muy importante empezar cuanto antes a cuidar esta zona, con protección solar desde la niñez y el uso diario de cremas específicas a partir de los 20 años.
Respecto a la elección del producto, conviene tener en cuenta ciertos aspectos:
-Al ser esta zona menos grasa, las cremas deben incluir en su composición ingredientes con alta capacidad hidratante.
-El contorno de ojos es más fácilmente irritable, por lo que conviene evitar todos aquellos principios activos que puedan resultar agresivos; por contra, es recomendable que éstos tengan propiedades calmantes.
-Es muy aconsejable verificar que el producto ha sido testado oftalmológicamente, ya que así tendremos una mayor seguridad de que no producirá ningún problema ocular.
Por último, la frecuencia y el modo de aplicación también son muy importanes:
-Se recomienda hacerlo dos veces al día, por la mañana y por la noche, y siempre sobre la piel limpia.
Por la mañana, para aprovechar sus propiedades protectoras frente a agentes externos.
Por la noche, para relajar y regenerar la piel.
-Los productos cosméticos indicados para el contorno de los ojos deben aplicarse con la yema de los dedos, a base de toquecitos, hasta su total absorción.